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Foto del escritorGina Hidalgo

Felizmente afruda

Hoy se cumplen dos años de una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida, dejarme el cabello al natural. Sin ánimos de satanizar al alisado que llevé por más de 20 años, llevar el cabello al natural ha sido una maravillosa aventura. A veces pienso en ¿por qué no tomé esta decisión antes? Y la respuesta es simple: Todo tiene su momento preciso y sin dudarlo, mi momento fue hace dos años y lo sigue siendo ahora.

Con el paso de los años, yo siento que cada día me importa menos lo que piensen de mí, y me preocupa más mi relación conmigo y mi propia percepción de lo que soy. Por esa razón, decidí ser coherente con la idea de aceptarme tal cuál (eso incluye indudablemente mi cabello), y mucho más después de que el padre tiempo en su inexorable paso, la fibromialgia, los hábitos inadecuados, el embarazo, etc. han hecho de las suyas con el estupendo traje hecho a mi medida con el que recorro esta experiencia terrenal. Entonces decidí asumir mi gran reto de entrar en transición, que cómo su nombre lo indica, es la etapa en la que comienzan a asomarse las raíces con la textura natural pero aún se conserva el alisado hacia la zona de las puntas. No es fácil llevar el cabello de dos texturas tan distintas, pero el primer paso es cambiar el chip y entender que lo que debe salir es el alisado y no al contrario como cuando nos alisamos, en donde lo que molesta son las raíces. Hay diversas formas de pasar esta etapa, y aunque no me decidí por el Gran corte de una vez, fue cortando mis puntas de manera progresiva y constante. Fue divertido y osado cambiar de look y llevar el cabello tan corto, Debo confesar que lo disfruté mucho y conté siempre con el apoyo de muchas amigas que con sus palabras, piropos, sugerencias y hasta vídeos me daban ánimo en esta linda etapa.

Lo que no me esperaba era que el cambio no fue sólo físico sino mental y emocional. Tener un afro implica (a mi manera de ver), tener valentía, auto-confianza y seguridad, además de permitir la honra a tus ancestros a través de tu cabello. Tener afro es sinónimo de rebeldía y amor por tu origen y raíces. Nos guste o no, terminando siendo el centro de todas las miradas cuando llevamos rizos. A este cabello se le llama de diferentes maneras, no importa cual utilices, lo importante es que siempre lo llames con cariño y no desde connotaciones negativas como: pelo malo. Este pelo no sólo es bueno sino también es muy noble, porque a pesar de que en un primer momento no nos sentíamos muy orgullosas o atractivas con él y le aplicamos distintos químicos para "arreglarlo" como tradición familiar y cultural, el siguió allí. "Pelo malo es él que se cae", siempre ha dicho sabiamente mi papá. Nuestro cabello es una extensión nuestra, es tan nuestro como cualquier otra parte del cuerpo, ¿por qué no aceptarlo, disfrutarlo, amarlo y cuidarlo tal y cómo es? Ojo: no critico a quiénes deciden seguir alisando el cabello, como todo en la vida, es una decisión personal. Finalmente, llevar el cabello al natural, tiene un gran beneficio económico, porqué aunque requiere de cremas, enjuagues, aceites, etc., los gastos no se comparan con realizar un alisado y el beneficio de verlo crecer sano, no preocuparte por la lluvia o la brisa y sobretodo sentirte coherente con tus ideas, no tiene precio. Me despido con mucho más que contar en futuras ocasiones, orgullosa y felizmente afruda.

Gina Hidalgo 04/09/19 11.39 pm



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